Twitch la nueva televisión de los jóvenes

Esta killer aplication está llamada a sustituir a la televisión tradicional por las características que relatamos

A través del chat de Twitch, por ejemplo, se hace posible la interacción tanto vertical, con el streamer, como horizontal, con el resto de espectadores, generando una comunicación totalmente bidireccional que llama la atención respecto del tradicional lenguaje mediático. Ahora se puede romper el mensaje oficial por otros medios alternativos. Aunque esto ya sucedía en Twitter u otras redes sociales, donde cada sujeto se auto constituye en plataforma de sus propias reflexiones y pensamientos, es la llegada de Twitch la que permite que cada persona tenga un plató de televisión para sí misma.

Además, mediante el uso de este tipo de herramientas se consigue sortear una característica asociada habitualmente a los medios de comunicación, el efecto del encuadre de una noticia o priming, según el cual el enfoque con el que se aborda un suceso puede condicionar drásticamente su percepción por parte de los espectadores.

Precisamente por esto, durante el desarrollo del movimiento Black Lives Matter, Twitch se convirtió en una plataforma donde los propios participantes llevaban a cabo retransmisiones para mostrar el verdadero carácter de este movimiento en contra de lo que ocurría en los grandes medios de comunicación, mayoritariamente centrados en los disturbios y la violencia.

Plataformas como Twitch fomentan la libertad

En cambio, este tipo de herramientas proporcionan la posibilidad de alejarse de las líneas editoriales y transmitir opiniones más libremente. Así, un periódico como El Mundo puede publicar una noticia, pero, unas horas más tarde, una figura como Ibai Llanos puede, delante de su propia e inmensa audiencia, desmontar o aportar su punto de vista sobre aquello que se está afirmando.

Jóvenes consumiendo exclusivamente de Internet, por rechazo a los medios tradicionales, y adultos reforzando su rechazo al primero por una férrea adhesión a los medios tradicionales. Un fenómeno que, en el reino de la polarización afectiva, está más cerca que nunca.

Este fenómeno está produciendo, cada vez de forma más rápida, una desconexión mediática generacional. Los medios de comunicación tradicionales, que ya no hablan para el conjunto de la población, se muestran incapaces de comprender lo que sucede a su alrededor, encerrándose en sí mismos y, apelando a la nostalgia, dirigiéndose a su audiencia tradicional, abandonando por el camino toda posibilidad de recuperar a una audiencia que consideran perdida, los jóvenes. Es decir, está teniendo lugar un claro ejemplo de microsegmentación.

El caso de Estados Unidos, donde muchos medios de comunicación se han convertido en nichos ideológicos, es un caso paradigmático. Mientras los votantes republicanos ven un canal, los demócratas ven otro. No debería extrañar a nadie que en poco tiempo veamos cómo este fraccionamiento de las audiencias llegue a lo generacional. Jóvenes consumiendo exclusivamente de Internet, por rechazo a los medios tradicionales, y adultos reforzando su rechazo al primero por una férrea adhesión a los medios tradicionales. Un fenómeno que, en el reino de la polarización afectiva, está más cerca que nunca.

En cambio, en el otro lado se está produciendo una renovación del formato que está sabiendo adaptarse a una política cada vez más mediatizada, frenética y, en definitiva, emocional. Esta nueva manera de comunicar, de la mano de Emilio Doménech, está sabiendo conjugar entretenimiento e información, aportando a los espectadores un punto de vista mucho más distendido y demostrando que se puede romper con el auctoritas de los medios de comunicación tradicionales. mediante su reticencia al cambio, pierden su conexión con la realidad, impidiendo así la renovación y relegando a la precariedad a las nuevas generaciones, incapaces de hacerse un hueco y aportar su propia visión.

El famoso streamer Hasan Piker, que también llevó a cabo una cobertura de las elecciones presidenciales, convirtiéndose así en el streamer más visto en Twitch durante esa semana, afirmaba en una entrevista en el New York Times: «La gente acude a mí porque quiere oír un punto de vista. Quizá no un punto de vista muy cuidado, pero sí uno honesto». Esto es, no es el contenido que se ofrece sino cómo se ofrece el contenido. Visceral y distendido. La clave ya no gira en torno a la verdad, qué es y qué deja de serlo, sino en torno a las opiniones. La política en las nuevas plataformas, Twitch o Tik Tok, es una forma de mostrar la opinión y asertividad.

Probablemente, la causa del comportamiento de los medios tradicionales esté provocada por una cierta incomprensión de la derrota generacional. Están perdiendo audiencia, pero no son capaces de comprender por qué. O, peor todavía, no quieren averiguar el porqué. Al igual que cuando un partido político tradicional ve cómo sus votos van a parar a nuevas formaciones políticas más jóvenes, los medios tradicionales utilizan como chivo expiatorio a estas figuras, acusándolos de hacer tonterías, memes o adulterar la información. En pocas palabras, les acusan de deformar o corromper la nobleza de la profesión.

No hay que tratar de imponer los formatos y las lógicas tradicionales, sino dejar que sea la juventud la que permee en los medios de comunicación

Ahora bien, estos nunca destacan lo beneficioso que puede llegar a ser ver a una persona con una capacidad de influencia en la juventud como Ibai normalizar el acudir al psicólogo delante de casi 100.000 personas. Tampoco valoran cómo Doménech, con sólo 29 años, ha conseguido despertar tantísimo interés en la gente por la política de un país tan lejano como Estados Unidos. Destacan, por el contrario, las abundantes cifras que este tipo de figuras ingresan cada año. Y no hay nada de involuntario en esta acción. Lo hacen con un objetivo concreto: señalar que este dinero es inmoral. No sólo por las cantidades, sino por lo que hacen para conseguirlo. No son expertos. No tienen varios másteres o estancias en el extranjero. Son personas normales, y eso les jode. Twitch es necesario.

En definitiva, para poner fin a la división que atañe a los medios de comunicación y a las nuevas generaciones no hay que tratar de imponer a los primeros los formatos y las lógicas tradicionales, sino dejar que sea la juventud la que permee en los medios de comunicación, trayendo consigo no sólo nuevos formatos o narrativas, sino una manera característica de explicar la realidad ante la creciente complejidad de este nuevo tiempo. Twitch es eso.

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