Tecnología para la viabilidad de las zonas desérticas

Israel produce 70% de los alimentos que consume actualmente, pero no siempre fue así con tecnología

Desde la década de los 50, los científicos israelíes trabajan en tecnologías que sirven a su agricultura y también a la del resto del mundo que adopta sus prácticas. Sus innovaciones son la clave para cultivar en el desierto y su éxito es tal, que los productos agrícolas representan la mayor parte de sus exportaciones.

El sector agrícola local está tecnificado casi en su totalidad gracias a que desde la década de los 2000, implementaron programas de Investigación y Desarrollo (I+D), una política pública que impulsó el gobierno en sus instituciones y universidades. La tecnología desarrollada incluye sistemas para mantener sus granos frescos, controladores biológicos de plagas, software de asesoramiento para los agricultores, además del uso de semillas más resistentes a las condiciones ambientales extremas.

Gobierno, instituciones académicas, industria privada y productores de todos los tamaños de Israel unieron sus esfuerzos para solucionar los desafíos de esta zona y, como consecuencia, la agricultura ahora es el medio de subsistencia para gran parte de la población, sobre todo en Aravá, el valle que sirve de frontera con el desierto del Néguev, al sur del país.

Uno de los mayores logros del sector agrícola de Israel es la eficiencia en sus procesos de riego. Al introducir mejor tecnología, la producción aumentó casi cinco veces en los últimos 30 años. Esto, sin hacer casi ningún cambio en la cantidad de agua que utilizaban, pero ¿cómo lo hicieron?

Gracias a la irrigación por goteo, la planta obtiene directamente sólo el agua que necesita. Además, usan sistemas computarizados de irrigación que reducen el consumo hasta 70% comparado con la irrigación por gravedad.

Las reservas de agua que tiene Israel al año suman aproximadamente 1,600 millones de metros cúbicos y 75% de estas reservas son destinadas a la agricultura. Para utilizar el recurso de forma eficiente, los científicos israelíes trabajaron en un proceso de irrigación miniatura con flujos de 100 a 200 centímetros cúbicos por hora para crear relaciones óptimas de aire y agua que mejoraran la capacidad de ahorro. Además, desarrollaron microrociadores y microaspersores.

Los sistemas de riego son multifuncionales. Por ejemplo, el fertirriego computarizado que se encarga de fertilizar a través del sistema de riego, controlando la temperatura y humedad.

Los agricultores israelíes utilizan productos adaptados a sus condiciones. Toman las ventajas de la luz solar, aprovechan la temperatura alta, la tierra abundante y, a partir de esto, cultivan con menor gasto de energía.

En Néguev, por ejemplo, introdujeron nuevas variedades de cítricos que aumentaron el rendimiento entre 50 y 100%. También están los olivares regados con agua salobre que tienen más sales disueltas que el agua dulce pero menos que la de mar, con un rendimiento seis veces mayor al del agua de lluvia en otros países.

Sus técnicos también desarrollaron máquinas especializadas para cada etapa de la cadena de suministro, incluyendo la clasificación de los productos, empaque, almacenamiento y transporte. Gracias a la implementación de esta tecnología, Israel ahora es uno de los principales exportadores de materia prima y herramientas para producir alimentos.

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