Premio Nobel de Economía pide reescribir las reglas de la economia de mercado

Joseph Stiglitz analiza las finanzas desde el punto de vista de la gestión que ha realizado Donald Trump pero con una visión también más global

Joseph Stiglitz es una eminencia en asuntos económicos. El premio Nobel ha analizado en una entrevista reciente cómo ha sido la gestión económica de Donald Trump al frente de la Casa Blanca. Al mismo tiempo ha sentado las bases de lo que necesita la Economía de Mercado para volver a ser ese motor necesario que ha llevado en volandas a la humanidad. De los 80 hacia adelante, todo ha ido claramente a peor. Urge un cambio.

El gran problema mundial, no solo americano, más allá de la crisis actual, es el aumento exponencial de la desigualdad. Cada vez hay menos que ganan muchísimo, y muchos más que se van estancando. Es evidente que cada país tiene una situación particular que influye. Pero dicha desigualdad es cada vez más clara en países como EE.UU, Alemania, Francia… hablamos de potencias.

El desastre de Donald Trump

Para Joseph Stiglitz la gestión económica de Donald Trump ha resultado un completo desastre. Porque a lo que llamó bajar impuestos en 2017, solo afectaba a las grandes empresas. Fue un subidón para la economía, es evidente. Pero no para la economía de los ciudadanos.

Urge volver a lo anterior cuanto antes, ya que según Joseph Stiglitz, de seguir Trump con estas politicas pronto habrá un boom similar al de la Gran Depresión. Es primordial para la economía mundial que las próximas elecciones las gane Biden. Para aumentar de nuevo impuestos en las empresas y dejar respirar algo a la gente de a pié.

Reescribir las normas

Es imposible frenar la desigualdad existente sin cambiar radicalmente las normas de la Economía de Mercado. Actualmente en EE.UU un alto cargo paga menos impuestos que su secretaria. Urge dotar a los trabajadores de mayor fuerza. para ello es necesario que los sindicatos cobren mayor responsabilidad.

Una restructuración de la política fiscal y empresarial también es urgente. Porque las grandes empresas solo piensan en números. No en la dignidad de los trabajadores. Es necesario que se antepongan las condiciones laborales dignas al mayor o menos éxito empresarial. Esto no es sencillo. Es una tendencia que se ha acelerado desde los años 80 y que o se frena o cada vez irá a peor.