Los misiles hipersónicos con un objetivo estratégico
La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha estado trabajando arduamente en el desarrollo de misiles hipersónicos para mantener su ventaja militar frente a potencias como China y Rusia. Estas armas, capaces de alcanzar velocidades cinco veces superiores a la velocidad del sonido, son un objetivo estratégico clave para el Pentágono, ya que podrían proporcionar una ventaja significativa en términos de capacidad de ataque y defensa.
Uno de los programas más notables en este campo ha sido el arma hipersónica de respuesta rápida lanzada desde el aire (ARRW). A pesar de los avances prometedores, como el lanzamiento exitoso de un prototipo desde un B-52, el proyecto ha enfrentado recientemente desafíos significativos. Lockheed Martin, la empresa contratista principal, ha abandonado el proyecto ARRW después de una prueba fallida, lo que ha llevado a la Fuerza Aérea a reconsiderar su enfoque y explorar otros programas de desarrollo de armas hipersónicas.
Desafíos tecnológicos en el vuelo hipersónico
El vuelo hipersónico presenta numerosos desafíos tecnológicos que deben abordarse para que un arma lanzada desde el aire pueda alcanzar y mantener velocidades hipersónicas. Uno de los aspectos clave es la gestión térmica. Los materiales convencionales no pueden soportar el calor generado a velocidad hipersónica, lo que hace necesario el desarrollo de nuevos compuestos capaces de mantener las condiciones de vuelo a temperaturas sin precedentes.
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El Pentágono y sus diferentes ramas, incluyendo el Ejército de Tierra, el Ejército del Aire y la Armada, están experimentando y probando nuevas combinaciones de materiales compuestos que puedan soportar el vuelo hipersónico sostenido. En el Laboratorio de Investigación del Ejército, se están llevando a cabo experimentos con el objetivo específico de descubrir nuevos materiales capaces de soportar estas condiciones extremas.
La importancia de la aerodinámica en el vuelo hipersónico
Además de la tecnología de guiado y puntería, otro desafío importante en el vuelo hipersónico es la cuestión del flujo de aire y lo que se denomina la capa límite. Para mantener el rumbo y la trayectoria de vuelo, las armas hipersónicas, los proyectiles o incluso los futuros drones hipersónicos tendrán que diseñarse con un flujo de aire suave o «laminar» para evitar perturbaciones.
En cambio, un flujo de aire turbulento puede provocar un desplazamiento de las moléculas y partículas que rodean al proyectil hipersónico, lo que altera el equilibrio y desvía el arma de su trayectoria. Abordar este problema con éxito implica una evaluación avanzada de la aerodinámica que rodea el vuelo hipersónico, algo que está relacionado directamente con los materiales.
