Sin tener que alterar la flota de vehículos de la actualidad, este tipo de iniciativas está orientada a desligarse de la producción fosilizada que tiene al mundo en jaque
Por regla general las necesidades básicas sacan a flote las mejores respuestas o soluciones en una sociedad legalmente constituida. De ahí que hoy el gran problema más allá de lo social que ha generado el inicio de la guerra geopolítica entre Ucrania y Rusia sea la dependencia estricta de las energías producidas y exportadas desde esos sitios a todo el continente. Tema que ha llevado a diferentes compañías a investigar y soltar referencias que ya empiezan a hacer eco en la revisión puntual desde la viabilidad y líneas de producción comprobables. Uno de ellos, los combustibles sintéticos, que han adquirido gran fama y se empiezan a regar por todo el mundo con suma facilidad.
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Explicar su funcionamiento no entra en el detalle, para los expertos lo más relevante es exponer sus verdaderas ventajas. Esa descarbonización del transporte tiene que llegar en algún punto y se cree que el aprovechamiento de dos compuestos tienen la solución. El primero es el CO2, el mismo derivado que sale de la quema integral de las gasolinas y gases, con el hidrógeno, que es producido a través de un esquema industrial. Conocidos como e-fuels, este sistema no es novedoso, pero si es íntegramente decisivo.
Tienen la facultad de reunir una cadena de hidrocarburo similar a las gasolinas actuales, por lo que no impacta en el cambio de autos en el planeta. A su vez elimina por completo las partículas contaminantes, que serán la base de captura de energía para la creación de este elemento. Dicha composición química genera las mismas respuestas en un motor, y por lo tanto esa primera fase ya está fuera con concurso. Asume un rol protagónico en la retoma de las infraestructuras de distribución y repostaje que ya existen, dando un valor adicional al sistema vigente para dar manejo a las necesidades.
Proceso industrial para obtener el combustible sintético y tiempos de producción
Obtener este servicio es aparentemente un tema simple. Basta con recolectar las partículas que proliferan en el ambiente de CO2, y la suma del hidrógeno que se gesta a partir de la integración de moléculas de agua mediante un proceso de electrólisis. Como bien se puede observar, estas tomas de CO2 son las mismas que permanecen en la quema del combustible, por lo que de paso se eliminan las emisiones, generando un impacto medioambiental sumamente positivo.
Asumen un rol de mando en sistemas de transporte donde los sistemas de transporte no son electrificables, y asumen su rol renovable sin techo de producción. Eso abre al tiempo líneas de desarrollo, que como ya han gestado en España, empezarán a trabajar desde el 2024, con una planta en Bilbao que tiene proyecto de producción de 50 barriles por día.
